Mantenga un intestino sano para reducir el riesgo de obesidad

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Nuestros cuerpos están colonizados por una gran cantidad de microbios, que se combinan para formar lo que se conoce como la microbiota humana. Ha habido muchos estudios de investigación sobre el impacto de la microbiota y los beneficios de los probióticos en nuestra salud general, varios de los cuales se enumeran a continuación, pero este artículo se enfoca más particularmente en cómo mantener un intestino saludable podría reducir significativamente el riesgo de obesidad.

¿Por qué es tan importante tener un intestino sano?

Mantener un intestino saludable tiene una serie de efectos beneficiosos que incluyen:

  • Estimular y equilibrar el sistema inmunológico
  • Ayuda a la digestión de los alimentos
  • Producción de vitaminas
  • Protección contra microorganismos potencialmente dañinos
  • Metabolizar los lípidos nocivos para reducir los niveles de colesterol
  • Estimular la producción de ácidos grasos de cadena corta, que protegen el revestimiento del intestino

Los beneficios de los probióticos

La investigación sobre el impacto de complementar su dieta con probióticos sugiere que, además de los beneficios directos para el intestino en la prevención y el control de la diarrea, la enfermedad inflamatoria intestinal, el síndrome del intestino irritable y otras afecciones intestinales basadas en antibióticos, también pueden tener un impacto positivo en:

  • La prevención y el manejo de las alergias
  • Reducir los problemas de las vías respiratorias superiores
  • Controlar los niveles de azúcar en la sangre
  • Mantener una función hepática saludable

Hay varias marcas excelentes de probióticos en el mercado. Recientemente tomé un curso de Elixa Probiótico que es fabricado en el Reino Unido y la formulación de mayor potencia en el mercado. Otras recomendaciones se pueden encontrar en este artículo sobre probióticos.

La conexión entre la microbiota y la obesidad

El intestino adulto contiene varias especies diferentes de bacterias, que se dividen principalmente en dos grupos diferentes; firmicutes y bacteroidetes. Estos constituyen más del 90% de los microbios de la microbiota. Algunos investigadores consideran que el equilibrio entre los niveles de estos grupos es directamente relevante para la obesidad, con una proporción más alta de firmicutes (que prevalece en las civilizaciones occidentales) que se relaciona con la inflamación del intestino y la obesidad. Los estudios han demostrado que la microbiota de las personas más delgadas tiene una tasa de firmicute más baja que la de las personas obesas y que cambiar la dieta puede aumentar significativamente los niveles de bacteroidetes. Aunque la conexión causal no se ha probado de manera concluyente, la clara implicación es que uno de los efectos de una dieta baja en fibra sobre la microbiota intestinal es causar inflamación y obesidad.

Los posibles procesos

Es posible que aún no se entienda la cadena precisa de causalidad, pero se cree que el factor fundamental en el vínculo entre la microbiota y la obesidad es la inflamación. Esto puede surgir como resultado de una variedad de factores, en particular:

  • Niveles elevados de LPS

Se cree que el aumento de los niveles de LPS (lipopolisacárido), una parte constituyente de la pared celular de las bacterias Gram negativas, es una característica crucial en el desarrollo de la inflamación, la obesidad y la resistencia a la insulina. Una dieta rica en grasas saturadas facilita la entrada de LPS en la circulación, lo que tiene un efecto perjudicial sobre el metabolismo de la glucosa y el aumento de los niveles plasmáticos de LPS está presente en personas con obesidad y diabetes tipo 2.

  • Factor adiposo impuesto en ayunas (FIAF)

FIAF inhibe la actividad de la lipoproteína lipasa, que es una enzima que se encarga del almacenamiento de energía en la grasa. Si se cronometra o inhibe la expresión de FIAF, se produce un aumento de la actividad de la LPL, lo que da como resultado un aumento de la energía que se almacena en forma de grasa.

 

Establecimiento y mantenimiento de una microbiota saludable

Para evitar las posibles consecuencias relacionadas con la obesidad de una microbiota desequilibrada, es importante introducir un régimen dietético adecuado. Esto podría incluir

  • Yogur natural vivo, té fermentado y vegetales fermentados
  • Cantidades moderadas de vino tinto, té, café y chocolate
  • Achicoria, alcachofa de Jerusalén, ajo, cebolla y puerro, todos ellos ricos en prebióticos, para reducir los niveles de LPS
  • Agua filtrada, sin el cloro presente en el agua del grifo, que puede ser perjudicial para el intestino
  • Suplementos de L-glutamina, para ayudar en la reducción de la proporción de firmicutes a bacteroidetes
  • Suplementos de bacterias probióticas vivas de múltiples cepas

Resumen

Si bien es posible que no se comprenda la correlación precisa entre la microbiota y la obesidad, es razonable sugerir que establecer y mantener un intestino saludable, mediante la introducción de un régimen dietético correcto, contribuirá significativamente a reducir el riesgo de obesidad y sus efectos asociados. condiciones.

Bibliografía

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