Investigadores advierten:no todo el colesterol “bueno” es saludable

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El trabajo muestra que las personas con partículas grandes de HDL tienen un mayor riesgo de infarto de miocardio, mientras que solo las partículas pequeñas de HDL están realmente asociadas con un riesgo reducido.

El colesterol HDL (colesterol de lipoproteínas de alta densidad) o colesterol bueno se asocia con una disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular ya que transporta el colesterol depositado en las arterias al hígado para ser eliminado. Esto contrasta con el llamado colesterol malo, LDL (colesterol de lipoproteínas de baja densidad), que hace que el colesterol se acumule en las arterias y aumenta el riesgo cardiovascular.

Aunque los fármacos que reducen el colesterol malo reducen el riesgo cardiovascular, los que elevan el colesterol bueno no han demostrado ser eficaces para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Esta paradoja ha puesto en duda la relación entre el colesterol bueno y el riesgo cardiovascular, y ahora los investigadores están estudiando las características de estas HDL o partículas de colesterol bueno.

Un estudio liderado por el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), publicado en la revista Metabolism, Clinical and Experimental , ahora ha demostrado que no todo el colesterol bueno es saludable. Investigadores del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV), del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), además de otros del Hospital Clínic-IDIBAPS, IDIBELL, el Hospital de la Santa En este estudio también han participado el Instituto de Investigación Creu i Sant Pau y el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza.

En el trabajo, los investigadores analizaron características genéticas que determinan el tamaño de las partículas de colesterol bueno, y luego estudiaron su relación con el riesgo de infarto de miocardio. La conclusión es que las características genéticas vinculadas a la generación de partículas grandes de colesterol bueno se asocian directamente con un mayor riesgo de infarto, mientras que las características vinculadas a las partículas pequeñas de colesterol bueno se relacionan con un menor riesgo de infarto. “Existe una relación causal positiva entre el tamaño de las partículas de colesterol HDL y el riesgo de infarto, por lo que aunque tenemos que aumentar los niveles de colesterol bueno en sangre, siempre deben ser partículas pequeñas”, explica el investigador principal del estudio, Dr. Robert Elosua, investigador del Hospital del Mar-IMIM, CIBERCV, y de la Universidad de Vic-Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC).

Las partículas de colesterol bueno son más efectivas para transferir el colesterol al hígado para que pueda ser eliminado. “Si hay que hacer algo en relación al HDL es aumentar el número de partículas pequeñas, que son las que cumplen adecuadamente la función de eliminar el colesterol, las que realmente lo trasladan al hígado para su eliminación, y no lo permiten. acumularse en las arterias y causar enfermedades cardiovasculares”, señala el Dr. Álvaro Hernáez, investigador del IDIBAPS y el CIBEROBN.

Actualmente, no existen medicamentos que aumenten los niveles de colesterol bueno y reduzcan el riesgo de enfermedades cardiovasculares. “Este estudio destaca nuevas y potenciales dianas terapéuticas en el campo de las enfermedades cardiovasculares, incluidos varios genes relacionados con los aspectos cualitativos de las partículas HDL, que pueden contribuir a la prevención cardiovascular”, concluye el Dr. Albert Prats, investigador del Área de Epidemiología y Genética Cardiovascular. Grupo de Investigación del Hospital del Mar-IMIM y primer autor del estudio.

Referencia:“Características de las lipoproteínas de alta densidad y enfermedad coronaria:un estudio de aleatorización mendeliana” de Albert Prats-Uribe, Sergi Sayols-Baixeras, Alba Fernández-Sanlés, Isaac Subirana, Robert Carreras-Torres, Gemma Vilahur, Fernando Civeira, Jaume Marrugat , Montserrat Fitó, Álvaro Hernáez y Roberto Elosua, 3 de septiembre de 2020, Metabolismo clínico y experimental .
DOI:10.1016/j.metabol.2020.154351