Investigadores de la Universidad de Nottingham descubrieron que saltarse el desayuno conduce a una mayor ingesta de alimentos más tarde en el día. Su estudio también muestra cómo desayunar puede afectar las respuestas metabólicas y hormonales de las comidas posteriores.
En un entorno de aumento de la prevalencia de la obesidad, se recomienda desayunar como estrategia para ayudar a alcanzar un peso saludable. Sin embargo, no está claro si el consumo de desayuno influye directamente en el peso corporal o si este vínculo es consecuencia de otros factores. Para explorar esto más a fondo, el equipo de investigación de Nottingham comparó los efectos de desayunar versus omitir el desayuno en la ingesta de energía y el apetito subsiguientes en 12 hombres sanos.
En un diseño cruzado aleatorio, a los participantes se les sirvió un desayuno estandarizado de cereales o no se les dio desayuno. Todos los participantes se autodeclararon que desayunaban con regularidad. A todos los participantes se les proporcionó una cena la noche anterior, una precarga ("merienda") a media mañana que consistía en una bebida con sabor a vainilla y se les sirvió una comida a base de pasta para el almuerzo. Se tomaron muestras de sangre durante todo el experimento y se evaluaron regularmente las calificaciones del apetito.
Los investigadores encontraron que los participantes que desayunaron consumieron alrededor de un 17% menos de energía a la hora del almuerzo en comparación con los que no desayunaron, aunque no hubo diferencias en la ingesta de energía combinada (desayuno + precarga + almuerzo). En la condición sin desayuno, los participantes también informaron sentirse más hambrientos y menos llenos durante el período de media mañana antes de almorzar.
Saltarse el desayuno tuvo un efecto adicional sobre las respuestas metabólicas y hormonales. En particular, los participantes que no desayunaron tenían niveles más altos de glucosa e insulina después de consumir la precarga. También parecían mostrar un grado de resistencia a la insulina. Los autores atribuyen este último efecto a los altos niveles de ácidos grasos libres (FFA), o grasas, en la condición sin desayuno antes de consumir la precarga:los altos niveles de FFA pueden interferir con la absorción normal de glucosa por parte de la insulina.
Los autores reconocen que el desayuno relativamente pequeño proporcionado en el experimento podría no ser representativo de un desayuno típico consumido por hombres sanos. No obstante, sus hallazgos sugieren que el consumo del desayuno tiene un efecto significativo sobre el apetito y la ingesta de energía, y sobre las respuestas metabólicas y hormonales a los alimentos consumidos a lo largo del día.
Para más información:
Astbury NM et al. (2011). El consumo de desayuno afecta el apetito, la ingesta de energía y las respuestas metabólicas y endocrinas a los alimentos consumidos más tarde en el día en los hombres que desayunan habitualmente. J Nutr 141(7):1381-89.